Queridos feligreses, internautas y vecinos de nuestra parroquia de “María Inmaculada y Santa Vicenta María”, sed bienvenidos.
Vale la pena mostrar a nuestro barrio, a los nuestros, que una Parroquia es un lugar privilegiado de comunión. En ella se entrecruzan las más diversas vivencias, aprendizajes, edades, oportunidades, iniciativas... que tienen una única clave de comprensión: la fe celebrada, creída, vivida y orada.
También nos mueve la esperanza de que todo tiene mucho más gusto del que somos capaces de darle con nuestra dedicación. Y, finalmente, la caridad que madura como el fruto precioso del paso de Dios por nuestra existencia.
Aquí, los habituales, los que nos vemos a menudo en la Iglesia y por el barrio, hemos, si podemos, de colaborar con la vida de nuestra comunidad. Esto nos obligará, como gusta decir al Santo Padre, a bajar del balcón de la comodidad para preguntarnos: ¿Y yo, qué puedo hacer? Otros, pasados los años de la gran actividad, podréis admirar de qué modo la Parroquia sigue siendo una tierra fecunda, un gran jardín cuidado por la Divina Providencia.
"Contad al pueblo todo lo referente a esta vida nueva"
(Hch 5,20b).
Aquí tendrás una muestra de ello.
Cordialmente, Manuel Sánchez Velasco, Párroco
EVANGELIO
"A los ocho días, llegó Jesús"
Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:«Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os
envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le
decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo
creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás:«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y
métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído?
Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para
que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
PALABRA DEL SEÑOR.
De interés:
Si quieres ver más vídeos sobre las intenciones del Papa los encontrarás en Youtube