Queridos feligreses, internautas y vecinos de nuestra parroquia de “María Inmaculada y Santa Vicenta María”, sed bienvenidos.
Vale la pena mostrar a nuestro barrio, a los nuestros, que una Parroquia es un lugar privilegiado de comunión. En ella se entrecruzan las más diversas vivencias, aprendizajes, edades, oportunidades, iniciativas... que tienen una única clave de comprensión: la fe celebrada, creída, vivida y orada.
También nos mueve la esperanza de que todo tiene mucho más gusto del que somos capaces de darle con nuestra dedicación. Y, finalmente, la caridad que madura como el fruto precioso del paso de Dios por nuestra existencia.
Aquí, los habituales, los que nos vemos a menudo en la Iglesia y por el barrio, hemos, si podemos, de colaborar con la vida de nuestra comunidad. Esto nos obligará, como gusta decir al Santo Padre, a bajar del balcón de la comodidad para preguntarnos: ¿Y yo, qué puedo hacer? Otros, pasados los años de la gran actividad, podréis admirar de qué modo la Parroquia sigue siendo una tierra fecunda, un gran jardín cuidado por la Divina Providencia.
"Contad al pueblo todo lo referente a esta vida nueva"
(Hch 5,20b).
Aquí tendrás una muestra de ello.
Cordialmente, Manuel Sánchez Velasco, Párroco
Descansará sobre ellos vuestra paz
Evangelio según san Lucas10, 1-12. 17-20
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies
que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay
gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el
obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los
enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros".
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid:
"Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado".
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad.
Los setenta y dos volvieron con alegría, diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el
poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros
nombres están inscritos en el cielo».
1. Un cristiano, en el verano, no esconde ni guarda su fe como quien deja en el armario el abrigo de invierno. Somos cristianos siempre y, por lo tanto, nuestra comunión con Cristo ha de ser consciente y constante.
2. La vida cristiana no se sostiene solamente en el “ser buenos”. Bondadoso, al cien por cien, sólo Dios. Por ello mismo este tiempo es propicio para no olvidar a Dios y ser rostros vivos de su presencia. Las prisas son enemigas de la caridad sin ruido.
3. Sin oración, un cristiano, es un molino paralizado. Muchos de nuestros fracasos y deserciones se deben a que hemos roto la “línea” telefónica con el Señor. La oración nos hace fuertes, nos clarifica, nos hace reflexionar y llevar a cabo la voluntad del Padre.
4. La Eucaristía (además de obligación moral) es una necesidad física y espiritual. Si ya con ella nos resulta llevar una vida relativamente cristiana, sin ella nos convertimos en marionetas del mundo. Quedamos a merced del único alimento material que el mundo ofrece o que el escaparate efímero nos presenta.
5. En el verano vamos buscando el sol. El culto al cuerpo no puede estar por encima de la adoración a Dios. Él sí que es el único Sol de justicia. Es quien broncea de verdad aquellas entrañas que, sin verlas, sabemos que son importantes para ser solidarios con los demás y amantes de Dios: el corazón y el alma.
6. «Dime lo qué lees y te diré cómo piensas”. ¿Acaso un cristiano no ha de nutrirse con palabras de esperanza? Un buen libro, con criterios cristianos, será garantía de un pensamiento recto, de una conciencia lúcida.
7. La Creación la ha puesto Dios para nuestro deleite. Nuestra tierra está sometida a una constante alteración y degradación fruto de las ansias de disfrute del hombre. Respetemos el entorno donde descansamos y gocemos de tantas cosas buenas que el Señor pone a nuestro alcance. Cuesta siglos repoblar la tierra, horas el incendiarla.
8. La belleza, el arte, la música clásica…nos puede llevar al encuentro y al disfrute personal de Dios. Un santuario es una puerta abierta a la fe. María Virgen es una mano que nos empuja hacia el Señor. La grandiosidad de un templo es un aperitivo de la gloria que nos aguarda en el cielo. ¡Disfruta de la huella que el hombre ha dejado a través del arte y como fruto de su fe!
9. El silencio y la contemplación junto al mar. La escalada de montañas como signo de nuestro esfuerzo por llegar al cielo. Nuestro descanso como antesala de lo que un día desea Dios para cada uno de nosotros…pueden ser reflexiones que nos ayuden a vivir este tiempo estival con sentido cristiano
10. En el valle o en el mar, en la montaña o en una aldea, adentrados en el bosque o perdidos en un desierto. Frente a una catedral o por las calles de una gran ciudad: no olvidemos que somos cristianos. No olvidemos que, Dios, va con nosotros
Feliz Verano!
Ante la mejora de la situación sanitaria y el buen control de la pandemia, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publica este miércoles, 20 de abril, el real decreto por el que el uso de mascarilla deja de ser obligatorio también en interiores, con la excepción de una serie de lugares tasados como los hospitales o el trasporte público. Así, su uso ya no es obligatorio en los templos de la diócesis. Con todo, el Arzobispado de Madrid apela a la prudencia y al cuidado de los fieles en situación de mayor riesgo ante la COVID-19 y recuerda que en el real decreto se recomienda que sigan usando mascarilla «las personas con una mayor vulnerabilidad» en «cualquier situación en la que se tenga contacto prolongado con personas a distancia menor de 1,5 metros», y que haya «un uso responsable» en «espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan o permanecen un tiempo prolongado». Esta normativa estatal, que la Comunidad de Madrid adoptará a partir del día de la fecha, se suma al anuncio realizado por el Arzobispado el pasado 10 de marzo de que las celebraciones se han de llevar a cabo «únicamente conforme a lo contenido en los libros litúrgicos».
De interés:
Si quieres ver más vídeos sobre las intenciones del Papa los encontrarás en Youtube